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Tuesday, September 13, 2016

Los puntos débiles de las corredoras, parte I

 



Algunas características biológicas de las mujeres hacen que sean más susceptibles a determinadas lesiones. Cuáles son y cómo prevenirlas, en esta nota.

La actividad física puede generar infinitos cambios en el cuerpo de la mujer, desde bajar de peso hasta mantener una buena salud cardiovascular. Junto con el crecimiento del running, muchas mujeres empezaron a adoptar este deporte como un estilo de vida. Sin embargo, la práctica deportiva sin el seguimiento de un profesional, la falta de descanso entre los entrenamientos y una alimentación inadecuada pueden aumentar considerablemente el riesgo de lesiones en atletas.
Tanto hombres como mujeres están expuestos a contraer lesiones, pero algunas características biológicas dle sexo femenino hacen que ellas sean más susceptibles a algunos problemas fisiológicos.
En cuatro entregas te vamos a contar algunas de las lesiones más frecuentes en mujeres, para que te enteres cómo prevenir los traumatismos más comunes.

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Fractura por estrés

Las mujeres, por lo general, son las más propensas a sufrir una fractura por estrés, sobre todo si tienen trastornos en la alimentación, están en período de menopausia o sufren principios de osteoporosis (debilitamiento de los huesos). El resultado de esta disminución en la densidad ósea aumenta el riesgo de sufrir esta lesión.
Esta ruptura ósea es una respuesta del cuerpo para pedir recuperación, descanso y una buena alimentación. Muchas atletas que corren siempre sobre asfalto sufren esta lesión por el repetido impacto sobre una superficie dura. Aumentar la distancia y la intensidad de los entrenamientos demasiado rápido también puede desencadenar este traumatismo. Por eso es necesario que, al empezar un plan de entrenamiento, el kilometraje y la velocidad aumenten progresivamente con el paso de las semanas.
También sucede que, en busca del cuerpo perfecto, las mujeres empiezan a entrenar manteniendo una dieta restrictiva. Esta combinación puede desencadenar una amenorrea (pérdida de la menstruación), pérdida de peso y de masa ósea. El cuerpo se debilita y como respuesta a estas variables también puede determinar una fractura por estrés.
¿Cómo se trata?  Descansando. Lo más recomendable es detener la actividad por unas dos semanas y luego retomar con algún ejercicio de bajo impacto, como natación o sesiones de bici, durante un par de semanas (seis a ocho). Si la corredora continúa con la actividad, la lesión puede empeorar y el problema se volverá crónico. Cuanto antes se detenga la actividad más rápido podrá recuperarse. En cuanto a la prevención, las atletas deben incluir calcio en su dieta, fortalecer la musculatura con trabajos de fuerza (supervisado por un entrenador), usar el calzado adecuado para correr y  aumentar gradualmente la distancia.
Por Paula Ricupero para Revista O2 #5

Fuente: 
 



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